La Dra. Montessori creía que todo educador debe “seguir al niño” reconociendo sus necesidades evolutivas y las características de cada edad, además de la creación de un entorno favorable, tanto físico como espiritual. El desarrollo de los niños surge como una necesidad de adaptarse a su entorno: el niño necesita dar un significado al mundo que rodea.
María Montessori observó que el niño pasa de la infancia a la edad adulta, en 4 períodos evolutivos llamados “Planes de Desarrollo”. Cada período presenta características que son radicalmente diferentes, pero cada uno de ellos constituye el fundamento del período siguiente. En su libro, La Mente Absorbente, Montessori explica que: “La oruga y la mariposa son dos criaturas muy diferentes a la vista y en la forma como se comportan, sin embargo, la belleza de la mariposa viene de su vida en forma de larva, y no a través de cualquier esfuerzo que pueda hacer para imitar otra mariposa”.
El primer plano de desarrollo comienza en el nacimiento y continúa hasta que el niño tiene 6 años de edad donde el niño absorbe todos los aspectos, buenos y malos, del entorno que lo rodea. En el segundo plano, de 6 a 12 años de edad, el niño posee una “mente racional” para explorar el mundo con la imaginación y el pensamiento abstracto. En el tercer plano, de 12 a 18 años, el adolescente tiene una “mente humanista”, que quiere entender la humanidad y contribuir a la sociedad. En el último plano de desarrollo, de 18 a 24 años de edad, el adulto explora el mundo con una “mente especialista”, la búsqueda de su lugar en él.
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